lunes, 13 de junio de 2016

Curso Básico de Marxismo-Leninismo-Maoísmo. Capítulo 10: Las lecciones de la Comuna de París.

Curso Básico de Marxismo-Leninismo-Maoísmo.
Capítulo 10: Las lecciones de la Comuna de París.

Capítulo 10

El siguiente documento ha sido redactado por el Partido Comunista de la India (Maoísta) y es utilizado como guía de estudio por sus cuadros. El blog “Cultura Proletaria” ha decidido, por su gran importancia y por el interés que suscita, traducir el documento al español.


Capítulo 10: Las lecciones de la Comuna de París

La Comuna de París fue la primera vez en la historia que el proletariado alcanzó el poder y fue capaz de establecer su dominio. La Comuna no pudo consolidar su poder y fue aplastada tras un período de 72 días. Sin embargo, esta experiencia fue de una importancia histórica mundial. Durante su corta existencia, trajo consigo un punto de vista de la nueva sociedad. A través de sus ejemplos, positivos y negativos, proporcionó inconmensurables y valiosas lecciones para las clases trabajadoras de todos el mundo. Marx, en su papel de líder de la Primera Internacional, sintetiza las lecciones de esta gran experiencia para el proletariado internacional.
Las condiciones para la aparición de la Comuna de París fueron construídas por la guerra franco-prusiana de 1870-71. Esta comenzó en julio de 1870, con la orden del reaccionario emperador francés Napoleón III de llevar a cabo un ataque contra Prusia (que al unirse a otras provincias más pequeñas, se convirtió en Alemania en enero de 1871), debido a su pensamiento erróneo de que los prusianos estaban en una posición inferior. Sus ejércitos fueron rápidamente derrotados y el propio Napoleón III se rindió, siendo hecho prisionero por los prusianos en septiembre de 1870. Su rendición fue seguida de la instauración de una República dirigida por un político llamado Thiers. Thiers, en marzo de 1871, firmó un tratado de paz con los alemanes. París, sin embargo, que había sido rodeada por los ejércitos prusianos desde septiembre de 1870, no reconoció a Thiers como su gobernante. Estaba bajo el control de la Guardia Nacional de París, que estaba compuesta principalmente por trabajadores. El 18 de marzo de 1871, Thiers envió sus fuerzas armadas a desarmar a la Guardia Nacional. Entonces hubo una revuelta en la que dos de los generales franceses fueron asesinados y el ejército fue obligado a retirarse. El poder pasó a manos de la Guardia Nacional, que, en una semana, convocó elecciones y estableció un consejo constituído por 92 delegados. El consejo, que tenía un gran número de trabajadores, se convirtió en el órgano del gobierno popular. Promovió numerosas medidas progresistas para la reorganización de la vida social y administración de la ciudad, teniendo el apoyo total del pueblo trabajador. Sin embargo, la Comuna de París fue un gobierno bajo ataques constante. Por temor a la fuerza de las clases trabajadoras, los opresores franceses y alemanes se unieron inmediatamente con el fin de destruir la Comuna. Alemania ayudó directamente al gobierno provisional de Thiers, liberando una gran parte del ejército francés que se había rendido y había sido hecho prisionero en 1870. Alentado por los refuerzos, el gobierno de Thiers puso en marcha una campaña a gran escala para conquistar París. Los trabajadores lucharon con valentía, pero no eran rivales para un ejército profesional y bien equipado. Tras varios días de batalla heroica, habiendo miles de mártires, las Comuna fue aplastada el 28 de mayo de 1871. Incluso después de la reconquista de la ciudad, cerca de 30.000 Communards fueron masacrados a sangre fría. Más de 45.000 fueron sentenciados a un consejo de guerra, de los cuales muchos fueron ejecutados y otros enviados a la cárcel o al exilio. Era como si la burguesía estuviese decidida a enseñar una lección inolvidable a los trabajadores, para que nunca soñasen de nuevo con tomar el poder.
La Primera Internacional tuvo su pico más alto de apoyo popular en la época de la guerra franco-prusiana y de la Comuna de París. Tenía una amplia base de lucha entre los trabajadores y regularmente proporcionaba orientación sobre las cuestiones políticas. Cuando estalló la guerra franco-prusiana, Marx inmediatamente formuló un documento en nombre del Comité Central de la Primera Internacional. Este documento es una de las primeras aplicaciones de los principios tácticos marxistas sobre la guerra. Clamaba por la solidaridad internacional de los trabajadores al culpar a los gerentes de Francia y Alemania por la guerra. Gracias a la propaganda de la Internacional, un fuerte espíritu internacionalista apoyó a los trabajadores alemanes y franceses. De hecho, Bebel y Wilhelm Liebknecht, dos miembros del parlamento y dirigentes del partido proletario alemán, miembros marxistas de la Internacional, fueron detenidos por el gobierno prusiano por votar contra los créditos de guerra en el parlamento.

En los primeros tiempos de la guerra, Marx la definió como defensiva por parte de Alemania debido a la naturaleza reaccionaria de la agresión del régimen de Napoleón III. Sin embargo, predijo la caída de su gobernante. Cuando se hizo realidad, Marx elaboró inmediatamente un documento llamando a los obreros alemanes a oponerse a lo que se había convertido en una guerra de conquista alemana. Abogó por la paz con Francia y el reconocimiento de la nueva República. Entendió que la República era dirigida por la aristocracia financiera y por la gran burguesía. Sin embargo, consideró que sería prematuro tratar de derrocar la República y formar un gobierno de trabajadores. De hecho, Marx se opuso a cualquier acto insurreccional en París. Esto se debía a que la enemiga Alemania ya había rodeado la ciudad, habiendo pocas posibilidades de sobrevivir a cualquier insurrección debido a tales circunstancias.
A pesar de las advertencias de Marx, los activistas de diversas corrientes anarquistas y conspiracionistas, que tenían ciertos seguidores en París, trataron de organizar varios levantamientos. Cuando la insurrección realmente ocurrió, Marx, a pesar de su inicial oposición, declaró su total apoyo y dedicó su militancia a la Comuna. Inmediatamente reconoció su valor histórico y envió miles de cartas por el mundo tratando de conseguir apoyo internacional. A través de mensajeros, mantuvo contacto con los commundars, enviando consejos a los Internacionalistas miembros de la Comuna. Consultando a Engels, que era un experto en asuntos militares, envió también sus puntos de vista sobre la defensa militar de la Comuna. Aunque la dirección de la Comuna estaba en manos de miembros de otros grupos y corrientes, los miembros marxistas de la Comuna hicieron de todo para reforzar su actividad y defensa. Después de la derrota de la Comuna, la Internacional fue la principal organización que encontró refugio y ayuda en la búsqueda de puestos de trabajo para los Communards, que tuvieron que huir de la brutal represión de la burguesía francesa.
Marx, que había caracterizado a la Comuna como un acontecimiento de una colosal magnitud histórica, realizó un análisis profundo de esta para aprender las valiosas lecciones de su experiencia. Esta obra, “La guerra civil en Francia“, fue escrita durante la Comuna, pero sólo pudo ser publicada dos días después de su caída. Este trabajo sirvió para propagar los hechos y construir el enfoque correcto de la Comuna entre los revolucionarios y los trabajadores de todo el mundo.
Marx, en primer lugar, puso de relieve las principales medidas positivas y revolucionarias tomadas por la Comuna, que definiría como la incubación de la nueva sociedad. Destacó las decisiones políticas centrales como la separación entre la Iglesia y el Estado, la abolición de subsidios a la iglesia, la sustitución del ejército permanente por una milicia popular, la elección y el control de todos los jueces y magistrados, el límite salarial para todos oficiales del gobierno y haciéndolos estrictamente responsables ante sus electores, etc. Las principales medidas socioeconómicas fueron la educación general y gratuita, la abolición del trabajo nocturno en las panaderías, la cancelación de multas de los empresarios en los talleres, el cierre de las casas de empeño, la expropiación de tiendas cerradas a expensas de un control por parte de las cooperativas de trabajadores, la asistencia a los parados, las casas racionadas y ayuda a los deudores. Todas estas medidas anteriores mostraron que, sin una dirección clara para la Comuna, todas las decisiones tenían una clara orientación activa del proletariado. A pesar de estar constantemente enfrentados por su supervivencia, la Comuna, a través de sus acciones, proporcionó los primeros atisbos de qué tipo de sociedad llegaría con la venidera revolución proletaria. Trajo la experiencia pionera de los trabajadores ejerciendo el poder del Estado, lo que Marx y Engels definieron como la primera dictadura proletariado.
La Comuna, con sus defectos, también proporcionó las más valiosas lecciones para las futuras luchas de la clase obrera. Fue señalado por Marx. La debilidad de la Comuna se debió a la inexistencia de un liderazgo claro y centralizado de un único partido proletario. A partir de esto, Marx llegó a la conclusión de que para el éxito de la revolución, sería del todo necesario el liderazgo de un partido obrero fuerte, cohesionado y disciplinado. El otro punto que Marx subrayó en repetidas ocasiones era la necesidad de aplastar completamente la antigua maquinaria estatal. Con el fin de construir un nuevo Estado obrero, no se puede contar con la predecesora máquina estatal burguesa y sus viejos empleados, que estaban totalmente obligados a mantener el viejo orden social. De hecho, con el fin de construir el Estado obrero, es necesario, en primer lugar, destruir el viejo aparato estatal y deshacerse de todos los altos funcionarios asociados a este.
En el período de reacción y represión posterior a la llegada de la Comuna, hubo un considerable desorden entre las fuerzas revolucionarias, en como asimilar las experiencias y resumir las conclusiones correctas. Los anarquistas, que participaron en gran cantidad en la Comuna, estaban particularmente perdidos. El análisis de Marx ofreció una posición lúcida, aclarando todo tipo de confusión. Marx también ayudó a propagar la correcta comprensión en lo que se refiere a la Comuna alrededor del mundo. Después de la Comuna, la burguesía retrató a Marx como el verdadero líder de la Comuna, y fue incluso entrevistado por la prensa mundial. A través de estas entrevistas, Marx fue capaz de presentar las posiciones correctas para varios países. El marxismo, nuevamente, estaba proporcionando las respuestas correctas.

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