sábado, 14 de marzo de 2009

Un articulo del camarada J.V. Stalín




J. V. Stalin
LA REVOLUCION DE OCTUBRE

Y LA TACTICA DELOS COMUNISTAS RUSOS
Prefacio al libro Camino de Octubre

17 de diciembre de 1924
De la colección:
J. V. Stalin, Cuestiones del leninismo


EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS PEKIN

Versión digital De Marx a Mao






III
ALGUNAS PARTICULARIDADES DE LA TACTICA DE LOS BOLCHEVIQUES EN EL PERIODO DE LA PREPARACION

DE OCTUBRE
Para comprender la táctica de los bolcheviques en el período de la preparación de Octubre, hay que conocer, por lo menos, algunas particularidades sumamente importantes de esta táctica. Ello es tanto más necesario, por cuanto en los numerosos
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folletos acerca de la táctica de los bolcheviques a menudo se pasa por alto precisamente esas particularidades.
¿Qué particularidades son ésas?
Primera particularidad. Oyendo a Trotski, podría creerse que en la historia de la preparación de Octubre existen tan sólo dos períodos: el período de reconocimiento y el período de la insurrección, y que lo demás, de mal procede. ¿Qué fue la manifestación de abril de 1917? "La manifestación de abril, que fue más a la 'izquierda' de lo dispuesto, constituyó una operación de reconocimiento para pulsar el estado de ánimo de las masas y sus relaciones con la mayoría de los Soviets". ¿Y qué fue la manifestación de julio de 1917? Según Trotski, "también esta vez la cosa se redujo, en el fondo, a un nuevo reconocimiento, más profundo, en una etapa nueva y más elevada del movimiento". Ni que decir tiene que la manifestación de junio de 1917, organizada a instancias de nuestro Partido, con mayor razón debe ser calificada, según Trotski, de "reconocimiento".
Resulta pues que en marzo de 1917 los bolcheviques tenían ya preparado un ejército político de obreros y campesinos y que, si no lo emplearon para la insurrección ni en abril, ni en junio, ni en julio y sólo se dedicaron a hacer "reconocimientos", ello fue, única y exclusivamente, porque "los datos de los reconocimientos" no proporcionaban entonces "indicios" favorables.
Ni que decir tiene que esta concepción simplista de la táctica política de nuestro Partido no es sino una confusión de la táctica militar corriente con la táctica revolucionaria de los bolcheviques.
En realidad, todas aquellas manifestaciones fueron, ante todo, resultado de la acometividad espontánea de las masas,
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resultado de su indignación contra la guerra, indignación que pugnaba por manifestarse en la calle.
En realidad, el papel del Partido consistía entonces en dar a las acciones espontáneas de las masas una forma y una dirección que respondiesen a las consignas revolucionarias de los bolcheviques.
En realidad, los bolcheviques no tenían ni podían tener en marzo de 1917 un ejército político preparado. Lo fueron for mando (y lo formaron, por fin, hacia octubre de 1917) sólo en el transcurso de la lucha y de los choques de clases de abril a octubre de 1917; lo formaron pasando por la manifestación de abril, y por las manifestaciones de junio y julio, y por las elecciones a las Dumas de distrito y urbanas, y por la lucha contra la korniloviada, y por la conquista de los Soviets. Un ejército político no es lo mismo que un ejército militar. Mientras que el mando militar comienza la guerra disponiendo ya de un ejército formado, el Partido debe crear su ejército en el curso de la lucha misma, en el curso de los choques entre las clases, a medida que las masas mismas se van convenciendo, por propia experiencia, de que las consignas del Partido son acertadas, de que su política es justa.
Naturalmente, cada una de esas manifestaciones arrojaba, al mismo tiempo, cierta luz sobre correlaciones de fuerzas imperceptibles a simple vista; constituía, en cierto modo, un reconocimiento, pero éste no era el motivo de la manifestación, sino un resultado natural de ella.
Analizando los acontecimientos de vísperas de la insurrección de octubre y comparándolos con los acontecimientos de abril-julio, Lenin dice:
"La situación se presenta, precisamente, de modo distinto a como se presentaba en vísperas del 20 y el 21 de abril, del 9 de junio y del 3 de julio, pues entonces nos hallábamos ante una efervescencia espontánea,
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que nosotros, como partido, o bien no percibíamos (20 de abril), o con teníamos, dándole la forma de una manifestación pacífica (9 de junio y 3 de julio). Porque entonces sabíamos bien que los Soviets no eran todavía nuestros, que los campesinos creían todavía en el camino liberdanista chernovista, y no en el camino bolchevique (el de la insurrección); que, por consiguiente, no podíamos contar con la mayoría del pueblo y, por ello, la insurrección sería prematura" (v. t. XXI, pág. 345).
Es evidente que sólo con "reconocimientos" no se puede ir muy lejos.
Por lo visto, no se trata de "reconocimientos", sino de que:
1) durante todo el período de la preparación de Octubre, el Partido no dejó un momento de apoyarse, para su lucha, en el auge espontáneo del movimiento revolucionario de las masas;
2) al apoyarse en este auge espontáneo, el Partido conservaba en sus manos la dirección indivisa del movimiento;
3) tal dirección del movimiento le facilitaba la formación del ejército político de masas para la insurrección de Octubre;
4) tal política debía necesariamente llevar a que toda la preparación de Octubre se hiciese bajo la dirección de un solo partido, el Partido Bolchevique;
5) tal preparación de Octubre llevó, a su vez, a que, como resultado de la insurrección de Octubre, el Poder quedase en manos de un solo partido, el Partido Bolchevique.
Por tanto, la dirección indivisa de un solo partido, del Partido Comunista, como factor esencial de la preparación de Octubre tal es el rasgo característico de la Revolución de Octubre, tal es la primera particularidad de la táctica de los bolcheviques en el período de la preparación de Octubre.
Es poco necesario demostrar que, sin esta particularidad de la táctica de los bolcheviques, la victoria de la dictadura del proletariado, bajo el imperialismo, hubiera sido imposible.
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Por esto, la Revolución de Octubre se distingue ventajosamente de la revolución de 1871 en Francia, donde compartían la dirección de la revolución dos partidos, de los cuales ninguno puede ser calificado de partido comunista.
Segunda particularidad. La preparación de Octubre se llevó a cabo, pues, bajo la dirección de un solo partido, del Partido Bolchevique. Pero ¿cómo ejercía el Partido esa dirección? ¿Y qué línea seguía para ejercer esa dirección? Tal dirección se ejercía siguiendo la línea de aislar a los partidos conciliadores, por ser los grupos más peligrosos en el período de desen cadenamiento de la revolución, de aislamiento de los eseristas y los mencheviques.
¿En qué consiste la regla estratégica fundamental del leninismo?
Consiste en reconocer que:
1) el más peligroso apoyo social de los enemigos de la revolución, en el período en que se avecina un desenlace revolucionario, lo constituyen los partidos conciliadores ;
2) es imposible derrocar al enemigo (al zarismo o a la burguesía) sin haber aislado a estos partidos;
3) en el período preparatorio de la revolución, los principales tiros deben, por ello, dirigirse a aislar a estos partidos, a desgajar de ellos a las amplias masas trabajadoras.
En el período de la lucha contra el zarismo, en el período preparatorio de la revolución democrático-burguesa (1905-1916), el apoyo social más peligroso del zarismo era el partido liberal-monárquico, el partido de los demócratas constitucionalistas. ¿Por qué? Por ser un partido conciliador, el partido de la conciliación entre el zarismo y la mayoría del pueblo, es decir, el campesinado en su conjunto. Es natural que el Partido dirigiese entonces sus principales golpes contra los demócratas constitucionalistas, pues sin aislarlos no podía contarse
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con la ruptura de los campesinos con el zarismo, y sin asegurar esta ruptura no podía contarse con la victoria de la revolución. Muchos no comprendían entonces esta particularidad de la estrategia bolchevique y acusaban a los bolcheviques de excesiva "inquina a los demócratas constitucionalistas", afirmando que la lucha contra los demócratas constitucionalistas hacía que los bolcheviques "perdieran de vista" la lucha contra el enemigo principal: el zarismo. Pero estas acusaciones, infundadas, revelaban una incomprensión evidente de la estrategia bolchevique, que exigía el aislamiento del partido conciliador para facilitar y acercar la victoria sobre el enemigo principal.
Es poco necesario demostrar que, sin esta estrategia, la hegemonía del proletariado en la revolución democrático-burguesa hubiera sido imposible.
En el período de la preparación de Octubre, el centro de gravedad de las fuerzas en lucha se desplazó a un nuevo plano. Ya no había zar. El partido demócrata constitucionalista se había transformado, de fuerza conciliadora, en fuerza gobernante, en la fuerza dominante del imperialismo. La lucha ya no se libraba entre el zarismo y el pueblo, sino entre la burguesía y el proletariado. En este período, el apoyo social más peligroso del imperialismo lo constituían los partidos democráticos pequeñoburgueses, los partidos eserista y menchevique. ¿Por qué? Porque estos partidos eran entonces partidos conciliadores, partidos de la concíliación entre el imperialismo y las masas trabajadoras. Es natural que los principales golpes de los bolcheviques fueran dirigidos entonces contra estos partidos, pues sin el aislamiento de estos partidos no se podía contar con la ruptura de las masas trabajadoras y el imperialismo, y sin conseguir esta ruptura no se podía contar con la victoria de la revolución soviética. Muchos no comprendían entonces esta particularidad de la táctica bolchevique, acusando a los
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bolcheviques de "excesivo odio" a los eseristas y a los mencheviques y de "olvido" del objetivo fundamental. Pero todo el período de la preparación de Octubre evidencia elocuentemente que sólo gracias a esta táctica pudieron los bolcheviques asegurar la victoria de la Revolución de Octubre.
El rasgo característico de este período consiste en una radicalización más profunda de las masas trabajadoras del campo, en su decepción respecto a los eseristas y los mencheviques, en su alejamiento de estos partidos, en su viraje para agruparse directamente en torno al proletariado, única fuerza consecuentemente revolucionaria, capaz de llevar el país a la paz. La historia de este período es la historia de la lucha entre los eseristas y los mencheviques, de una parte, y los bolcheviques, de otra, por atraerse a las masas trabajadoras del campo, por conquistar a estas masas. Decidieron la suerte de esta lucha el período de la coalición, el período de la kerenskiada, la negativa de los eseristas y los mencheviques a confiscar las tierras de los terratenientes, la lucha de los eseristas y los mencheviques por la continuación de la guerra, la of ensiva de junio en el frente, la pena de muerte para los soldados y la sublevación de Kornílov. Y estos factores decidieron la suerte de esa lucha exclusivamente en favor de la estrategia bolchevique. Pues, sin aislar a los eseristas y a los mencheviques era imposible derrocar al gobierno de los imperialistas, y sin derrocar a este gobierno era imposible salir de la guerra. La política de aislamiento de los eseristas y los mencheviques resultó ser la única política acertada.
Así, pues, aislamiento de los partidos menchevique y ese rista, como línea principal de la dirección de la preparación de Octubre: tal es la segunda particularidad de la táctica de los bolcheviques.
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Es innecesario demostrar que, sin esta particularidad de la táctica de los bolcheviques, la alianza entre la clase obrera y las masas trabajadoras del campo hubiera quedado suspendida en el vacío.
Es significativo que, en sus Enseñanzas de Octubre, Trotski no diga nada, o casi nada, de esta particularidad de la táctica bolchevique.
Tercera particularidad. La dirección del Partido en la pre paración de Octubre seguía, pues, la línea de aislar a los par tidos eserista y menchevique, la de desgajar de estos partidos a las amplias masas obreras y campesinas. Pero ¿cómo conseguía, concretamente, el Partido llevar a cabo este aislamiento?, ¿en qué forma y bajo qué consigna? Lo llevaba a cabo en la forma de un movimiento revolucionario de las masas por eí Poder de los Soviets, bajo la consigna de "¡Todo el Poder a los Soviets!", luchando por transformar a los Soviets, de organismos de movilización de las masas, en organismos de la insurrección, en organismos de Poder, en el aparato de un nuevo Estado, del Estado proletario.
¿Por qué se aferraron los bolcheviques precisamente a los Soviets como a la palanca fundamental de organización, que podía contribuir al aislamiento de los mencheviques y de los eseristas, que podía impulsar la revolución proletaria y estaba llamada a llevar a las masas de millones y millones de trabajadores a la victoria de la dictadura del proletariado?
¿Qué son los Soviets?
"Los Soviets -- decía Lenin ya en septiembre de 1917 -- son un nuevo aparato de Estado que, en primer lugar, proporciona la fuerza armada de los obreros y de los campesinos, fuerza que no está, como lo estaba la del viejo ejército permanente, apartada del pueblo, sino ligada a él del modo más estrecho; en el sentido militar, esta fuerza es incomparablemente más poderosa que las anteriores; en el sentido revolucionario, no puede ser remplazada por ninguna otra. En segundo lugar, este
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aparato proporciona una ligazón tan estrecha e indisoluble con las masas, con la mayoría del pueblo, una ligazón tan fácil de controlar y renovar, que en el aparato del Estado anterior no hay nada que se le parezca. En tercer lugar, este aparato, por ser elegibles y revocables a voluntad del pueblo, sin formalidades burocráticas, los hombres que lo integran, es mucho más democrático que los aparatos anteriores. En cuarto lugar, este aparato proporciona una sólida ligazón con las profesiones más diversas, facilitando de este modo, sin burocracia, las más distintas y más profundas reformas. En quinto lugar, proporciona una forma de organización de la vanguardia, es decir, de la parte más consciente, más enérgica y más avanzada de las clases oprimidas, de los obreros y de los campesinos, constituyendo, de este modo, un aparato por medio del cual la vanguardia de las clases oprimidas puede elevar, educar, instruir y guiar a toda la gigantesca masa de estas clases, que hasta hoy permanecía completamente al margen de la vida política, al margen de la historia. En sexto lugar, proporciona la posibilidad de conjugar las ventajas del parlamentarismo con las ventajas de la democracia inmediata y directa, es decir, reúne en la persona de los representantes elegidos por el pueblo la función legislativa y la ejecutiva. Comparado con el parlamentarismo burgués, es un avance de trascendencia histórica mundial en el desarrollo de la democracia. . . Si la iniciativa creadora popular de las clases revolucionarias no hubiera organizado los Soviets, la revolución proletaria en Rusia se vería condenada al fracaso, pues, con el viejo aparato, el proletariado no habría podido, indudablemente, mantenerse en el Poder. En cuanto al nuevo aparato, es imposible crearlo de golpe" (v. t. XXI, págs. 258-259).
Por eso, los bolcheviques se aferraron a los Soviets como al eslabón orgánico fundamental, que podía facilitar la organización de la Revolución de Octubre y la creación del nuevo y po deroso aparato del Estado proletario.
Desde el punto de vista de su desarrollo interno, la consigna de "¡Todo el Poder a los Soviets!" pasó por dos etapas: la primera, hasta la derrota de los bolcheviques en julio, durante la dualidad de poderes, y la segunda, después de la derrota de la sublevación de Kornílov.
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En la primera etapa, esta consigna significaba la ruptura del bloque de los mencheviques y los eseristas con los demócratas constitucionalistas, la formación de un gobierno soviético, integrado por mencheviques y eseristas (pues los Soviets estaban entonces en sus manos), la libertad de agitación para la oposición (es decir, para los bolcheviques) y libertad de lucha entre los partidos en el seno de los Soviets, con la esperanza de que esta lucha permitiría a los bolcheviques conquistar los Soviets y modificar la composición del gobierno soviético mediante un desarrollo pacífico de la revolución. Este plan no era, naturalmente, la dictadura del proletariado. Pero, sin duda alguna, facilitaba la preparación de las condiciones necesarias para asegurar la dictadura, pues al colocar en el Poder a los mencheviques y eseristas y al obligarles a poner en práctica su plataforma antirrevolucionaria, aceleraba el desenmascaramiento de la verdadera naturaleza de esos partidos, aceleraba su aislamiento, su separación de las masas. Sin embargo, la derrota de los bolcheviques en el mes de julio interrumpió este proceso, dando ventaja a la contrarrevolución de los generales y los demócratas constitucionalistas y arrojando a los eseristas y a los mencheviques en sus brazos. Esta circunstancia obligó al Partido a retirar por el momento la consigna de "¡Todo el Poder a los Soviets!", para volver a lanzarla cuando se produjera un nuevo auge de la revolución.
La derrota de la sublevación de Kornílov inauguró la segunda etapa. La consigna de "¡Todo el Poder a los Soviets!" se puso de nuevo a la orden del día. Pero ahora esta consigna no significaba ya lo mismo que en la primera etapa. Su contenido había cambiado radicalmente. Ahora, esta consigna significaba la ruptura completa con el imperialismo y el paso del Poder a los bolcheviques, pues los Soviets eran ya, en su mayoría, bolcheviques. Ahora, esta consigna significaba que la
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revolución abordaba el establecimiento de la dictadura del proletariado mediante la insurrección. Es más: esta consigna significaba ahora la organización de la dictadura del proletariado y su constitución en Estado.
La táctica de transformación de los Soviets en organismos de Poder del Estado tenía una importancia inapreciable, porque apartaba del imperialismo a las masas de millones y millones de trabajadores, desenmascaraba a los partidos menchevique y eserista como instrumentos del imperialismo y llevaba a las masas por vía directa, digámoslo así, a la dictadura del proletariado.
Por tanto, la política de transformación de los Soviets en organismos de Poder del Estado, como la condición primordial para el aislamiento de los partidos conciliadores y para la victoria de la dictadura del proletariado: tal es la tercera particularidad de la táctica de los bolcheviques en el período de la preparación de Octubre.
Cuarta particularidad. El cuadro quedaría incompleto si no examináramos cómo y por qué consiguieron los bolcheviques transformar las consignas de su Partido en consignas para millones y millones de masas, en consignas que impulsaban la revolución; cómo y por qué lograron convencer de que su política era acertada, no sólo a la vanguardia y no sólo a la mayoría de la clase obrera, sino también a la mayoría del pueblo.
La realidad es que, para el triunfo de una revolución, si esta revolución es auténticamente popular y engloba a millones de hombres, no basta que las consignas del Partido sean acertadas. Para que la revolución triunfe, es necesario, además, otra condición indispensable, a saber: que las masas se convenzan ellas mismas, por propia experiencia, de que esas consignas son acertadas Sólo en tal caso las consignas del Partido se convierten en consignas de las masas mismas. Sólo en tal caso la
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revolución se convierte en una auténtica revolución popular. Una de las particularidades de la táctica de los bolcheviques durante el período de la preparación de Octubre es que supo trazar certeramente las rutas y los virajes que llevan de un modo natural a las masas a identificarse con las consignas del Partido, al umbral mismo, por decirlo así, de la revolución, y de este modo hacen más fácil para ellas el percibir, comprobar y reconocer, por propia experiencia, que esas consignas son acertadas. En otros términos: una de las particularidades de la táctica de los bolcheviques es que no confunde la dirección del Partido con la dirección de las masas; que ve claramente la diferencia entre esa primera dirección y la segunda; que no sólo es, por tanto, la ciencia de dirigir al Partido, sino también la de dirigir a las masas de millones y millones de trabajadores.
La experiencia de la convocatoria y disolución de la Asamblea Constituyente es una manifestación patente de esa particularidad de la táctica bolchevique.
Sabido es que los bolcheviques habían lanzado la consigna de República de los Soviets ya en abril de 1917. Sabido es que la Asamblea Constituyente era un parlamento burgués, en contradicción flagrante con los principios de la República de los Soviets. ¿Cómo pudo ocurrir que los bolcheviques, marchando hacia la República de los Soviets, exigieran al mismo tiempo del Gobierno Provisional la convocatoria inmediata de la Asamblea Constituyente? ¿Cómo pudo ocurrir que los bolcheviques, no sólo participaran en las elecciones, sino que convocaran ellos mismos la Asamblea Constituyente? ¿Cómo pudo ocurrir que un mes antes de la insurrección, cuando se estaba pasando de lo viejo a lo nuevo, los bolcheviques admitieran la posibilidad de una combinación temporal de la República de los Soviets y de la Asamblea Constituyente?
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"Ocurrió" esto porque:
1) la idea de la Asamblea Constituyente era una de las ideas más extendidas entre las amplias masas de la población;
2) la consigna de convocatoria inmediata de la Asamblea Constituyente permitía desenmascarar con más facilidad la naturaleza contrarrevolucionaria del Gobierno Provisional;
3) para desprestigiar ante las masas populares la idea de la Asamblea Constituyente, era indispensable llevar a estas masas, con sus reivindicaciones sobre la tierra, la paz y el Poder de los Soviets, hasta los muros de la Asamblea Constituyente, haciéndolas chocar, de esta manera, con la Asamblea Constituyente real y viva;
4) ésta era la única forma de hacer que las masas se con vencieran fácilmente, por experiencia propia, del carácter contrarrevolucionario de la Asamblea Constituyente y de la necesidad de su disolución;
5) todo esto implicaba, naturalmente, la posibilidad de una combinación temporal de la República de los Soviets y de la Asamblea Constituyente, como uno de los medios de eliminar a esta última;
6) semejante combinación, llevada a cabo siempre y cuando que todo el Poder pasase a los Soviets, sólo podía significar la supeditación de la Asamblea Constituyente a los Soviets, su transformación en un apéndice de los Soviets, su extinción sin dolor.
Huelga demostrar que, sin semejante política de los bolche viques, la disolución de la Asamblea Constituyente no habría sido tan fácil, y que las acciones posteriores de los eseristas y los mencheviques bajo la consigna de "¡Todo el Poder a la Asamblea Constituyente!" no habrían fracasado con tal estrépito.
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"Participamos -- dice Lenin -- en las elecciones al paríamento burgués de Rusia, a la Asamblea Constituyente, en septiembre-noviembre de 1917. ¿Era acertada nuestra táctica o no?. . . ¿Acaso nosotros, los bolcheviques rusos, no teníamos en septiembre-noviembre de 1917 más derecho que todos los comunistas del Occidente a considerar que el parlamentarismo había sido superado políticamente en Rusia? Lo teníamos, naturalmente, pues la cuestión no estriba en si los parlamentos burgueses existen desde hace mucho o poco tiempo, sino en el grado de preparación (ideológica, política y práctica) de las grandes masas trabajadoras para adoptar el régimen soviético y disolver to permitir la disolución) del parlamento democrático-burgués. Que la clase obrera de las ciudades, los soldados y los campesinos de Rusia estaban, en septiembre-noviembre de 1917, en virtud de una serie de condiciones particulares, excepcionalmente preparados para adoptar el régimen soviético y disolver el parlamento burgués más democrático, es un hecho histórico absolutamente indiscutible y plenamente establecido. Y, no obstante, los bolcheviques no boicotearon la Asamblea Constituyente, sino que participaron en las elecciones, tanto antes como después de la conquista del Poder político por el proletariado" (v. t. XXV, págs. 201-202).
¿Y por qué no boicotearon los bolcheviques la Asamblea Constituyente? Porque, dice Lenin:
"Incluso unas semanas antes de la victoria de la República Soviética, incluso después de esta victoria, la participación en un parlamento democrático-burgués, lejos de perjudicar al proletariado revolucionario, le permite demostrar fácilmente a las masas atrasadas por qué semejantes parlamentos merecen ser disueltos, facilita el éxito de su disolución, facilita la 'superación política' del parlamentarismo burgués" (v. lugar citado).
Es significativo que Trotski no comprenda esta particularidad de la táctica de los bolcheviques y gruña contra la "teoría" de la combinación de la Asamblea Constituyente y de los Soviets, tildándola de hilferdingada.
No comprende que, bajo la consigna de insurrección y del triunfo probable de los Soviets, admitir esa combinación, admitir la convocatoria de la Asamblea Constituyente constituye la única táctica revolucionaria, que no tiene nada de común
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con la táctica a lo Hilferding de transformar los Soviets en un apéndice de la Asamblea Constituyente; no comprende que el error de algunos camaradas en este problema no le autoriza a vituperar la posición absolutamente acertada de Lenin y del Partido en cuanto a un "Poder estatal combinado" bajo ciertas condiciones (cfr. t. XXI, pág. 338).
No comprende que, sin su política peculiar en relación con la Asamblea Constituyente, los bolcheviques no habrían logrado ganarse a millones y millones de hombres del pueblo y que, sin ganarse a estas masas, no habrían podido transformar la insurrección de Octubre en una profunda revolución popular.
Es interesante ver cómo Trotski gruñe hasta contra las palabras "pueblo", "democracia revolucionaria", etc., etc., que suelen encontrarse en los artículos de los bolcheviques y que él considera indecorosas para un marxista.
Por lo visto, Trotski olvida que incluso en septiembre de 1917, un mes antes de la victoria de la dictadura del proletariado, Lenin, marxista indudable, escribía sobre la "necesidad del paso inmediato de todo el Poder a manos de la democracie revolucionaria, con el proletariado revolucionario a la cabeza " (v. t. XXI, pág. 198).
Por lo visto, Trotski olvida que Lenin, marxista indudable, citando la conocida carta de Marx a Kugelmann[21] (abril de 1871) donde se dice que la demolición del aparato burocrático-militar del Estado es condición previa de toda verdadera revolución popular en el continente, escribe, con claridad meridiana, las siguientes líneas:
"Merece especial atención la observación extraordinariamente profunda de Marx de que la demolición de la máquina burocrático-militar del Estado es 'condición previa de toda verdadera revolución popular'. Este concepto de revolución 'popular' parece extraño en boca de Marx, y los adeptos de Plejánov y los mencheviques rusos, esos discípulos de Struve que quieren hacerse pasar por marxistas, podrían tal vez calificar de
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'lapsus' esta expresión de Marx. Esa gente ha hecho una tergiversación tan liberal e indigente del marxismo, que para ellos no existe nada sino la antítesis entre revolución burguesa y revolución proletaria, y hasta esta antítesis la conciben de un modo a más no poder escolástico. . . En la Europa de 1871, el proletariado no formaba en ningún país del continente la mayoría del pueblo. La revolución no podía ser 'popular' ni arrastrar verdaderamente a la mayoría al movimiento, si no englobaba tanto al proletariado como a los campesinos. Ambas clases formaban entonces el 'pueblo'. Une a estas clases el hecho de que la 'máquina burocrático-militar del Estado' las oprime, las esclaviza, las explota. Destruir, demoler esta máquina, eso es lo que aconsejan los verdaderos intereses del 'pueblo', de su mayoría, de los obreros y de la mayoría de los campesinos, tal es la 'condición previa' para una alianza libre de los campesinos pobres con los proletarios; sin esa alianza, la democracia es precaria y la transformación socialista imposible" (v. t. XXI, pags. 395-396).
Estas palabras de Lenin no deben olvidarse.
Así, pues, lograr que las masas se convenzan por experiencia propia de que las consignas del Partido son acertadas, llevando a estas masas a posiciones revolucionarias, como la condición primordial para la conquista de millones de trabajadores en favo; del Partido: tal es la cuarta particularidad de la táctica de los bolcheviques durante el período de la preparación de Octubre.
Creo que lo dicho es suficiente para comprender bien los rasgos característicos de esta táctica.

J. V. Stalin, Obras, t. VI.

1 comentario:

JL F dijo...

Gracias por el fragmento. Hay que luchar contra la manipulacion de la imagen de Stalin publicitando su obra (la escrita y la construida).

Salud Camarada